viernes, 21 de agosto de 2009

12 de Agosto de 1973


Hoy, a altas horas de la noche mira por la ventana que desde ya hace un par de semanas es y probablemente sea su ventana de toda la vida. Aun recuerda que ese día un tanto confundida pero impulsivamente como suele ser, tomo una pequeña valija bajo su cama echando tan solo una que otra prenda de ropa… cerrándola tomo el poco dinero que guardaba bajo su colchón y salió de casa.
Era eso de media noche cuando ella esperaba sentada en el suelo a que llegara su tren. Aquella noche el cielo se notaba despejado y con ello se podía ver miles y miles de estrellas y una luna redonda, gigante y blanca que la acompañaba, el silencio inundaba aquel lugar, excepto por unos pequeños sollozos que de ella salían. Mas allá se podía ver una graciosa viejecita que sentada en un pedazo de tronco jugaba con un pequeño hilo entre sus manos; seguramente también estaba a la espera del tren. De pronto, a lo lejos se escuchaba el sonido de una locomotora, - era el tiempo de emprender viaje- (pensaba ella) y secándose una que otra lagrima que había caído sobre su mejilla se levanto del suelo, tomo su pequeña valija y se puso en pie al extremo del andén, esperando a que llegara el tren.

De pronto, suena el silbato, indicaba que el tren partiría… ya no habría marcha atrás. Subió al vagón sentándose al medio de el en un asiento próximo a la ventana. De apoco el tren comenzó a moverse, con esto ella sentía un ultimo adiós con las lagrimas que brotaban de sus ojos color miel, poco a poco la estación de tren quedaba atrás, juntamente con ello, sentimientos, recuerdos, personas, sonrisas, penas, alegrías, miradas y demases. Mientras avanzaban las horas, se esfumaba todo recuerdo, ya que de aquel viaje no había retorno alguno…

Hoy, Anastasia, mirando por su ventana se pregunta si al huir fue cobarde o valiente al dejar todo atrás… hoy, Anastasia en una ciudad desconocida sin nadie que la conozca, pretende empezar una nueva vida, esperando a que todo le salga bien, aunque su corazón aun amarrado este a aquel sentimiento que la compaña junto a esta noche lluviosa y fría que, hoy puede ver sobre su ventana entre los tejados de las casas, de aquella ciudad desconocida.